Por Jorge Mego Rojas
En el mundo actual ha aparecido
un nuevo tipo de inclusión: la discriminación positiva. Ésta es una medida
social dirigida a mejorar la calidad de vida de grupos desfavorecidos
ofreciéndoles la oportunidad efectiva de equiparar su situación de mayor
desventaja social.
El Perú-un país en pleno
desarrollo económico y cultural-no escapa a esta nueva ‘moda’. La población se
jacta que existe una integridad, pluralidad y un orgullo por la patria. Sin embargo,
el país se olvida de un elemento que aún nos separa: la desigualdad. Esta
característica nos lleva a pensar en la inclusión como un objeto ilusorio. La
exclusión es un síntoma real de las desventajas sociales de los peruanos. Raza,
sexo, edad, religión, ideología son motivos de desigualdad en nuestro país. ¿Entonces
se puede pensar en la discriminación positiva como una herramienta para
eliminar la exclusión de ciertos grupos?
La realidad del país nos muestra
un campo desigual por todos sus rincones. Las tres regiones del Perú-Costa,
Sierra y Selva-nos pueden nutrir de innumerables e interminables ejemplos. Me
pregunto si los genios que han propuesto a la discriminación positiva como
instrumento de inclusión han revisado nuestra realidad. ¿El Estado podrá cubrir
las demandas de todas las minorías en desventaja social, la ayuda llegará a
todos los sectores del país y las luchas por la igualdad son las mismas en
todos los grupos? Por lo antes dicho, pensar en la discriminación positiva como
una herramienta de lucha por el respeto al derecho a la igualdad es no saber el
lugar donde nos encontramos parados.
Estas medidas buscan disminuir la
desigualdad de un sector minoritario desde un contexto que no es equitativo
para nadie. Ayudar a un determinado grupo qué tan favorable puede ser para el
crecimiento del país. Crear oportunidades de inclusión, por un determinado
tiempo, para estas minorías es una buena medida. El problema radicará cuando el
“contrato de ayuda” se acabé. ¿Qué pasará con estas minorías si están en pleno
desarrollo y el Estado decide dejarlos caminar por sí mismos?
Todos conocemos la realidad y la
gestión del Estado. Un proyecto de tamaña inversión, planificación y ejecución
queda grande para una administración del gobierno-que ha demostrado a lo largo
del tiempo su incapacidad. Crear medidas sociales-dar puestos de trabajo,
generar centros de educación con alto grado de instrucción, etc.-implicaría
asumir un rol paternalista que el Estado no puede representar. El paternalismo
no puede existir en un entorno en el cual el padre no tiene los recursos
básicos para subsistir.
La situación no es la misma para
todos los grupos. Las mujeres de nuestro país son un claro ejemplo. La lucha
que se pretende iniciar es por los derechos de igualdad de las mujeres de la
ciudad, la rural o de aquella fémina perteneciente a un clan de la selva o
sierra. Las desigualdades de cada grupo son diversas al igual que la realidad
en la que se desenvuelve cada uno.
Si la medida fuera efectiva para el
día de mañana qué problemática se atendería primero. La discriminación positiva
sigue siendo un término excluyente en una sociedad peruana que ya de por sí se
encuentra disminuida y fragmentada. El problema de la desigualdad en el Perú es
un tema que no se resolverá sólo con el apoyo o la disminución de las desventajas
sociales de un sector de la población.