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22 sept 2011

Ricky Martin: el hombre

Por Jorge Mego:

Caminando por las veredas de la ciudad y mirando los carteles de publicidad veo una gigantesca foto de Ricky Martín. El afiche anuncia su presentación este jueves 27 en la Explanada del Monumental. La presentación del cantante-tras largos catorce años en el Perú-se encuentra enmarcada no sólo por el deseo de presenciar el show, sino al ser humano.

Enrique Martín Morales-más conocido como Ricky Martin- nació en San Juan de Puerto Rico un 24 de diciembre de 1971. El portorriqueño, ganador de diferentes premios musicales, nos muestra una nueva careta de su imagen: su lado humano.  Sus múltiples laborales sociales han fortalecido su imagen filantrópica. Tras el anuncio de su homosexualidad-el 29 de marzo del 2010-Ricky Martin ha declarado al mundo: el derecho a ser aceptado no como una imagen publicitaria ni estrella de música, sino como persona.

El cantante ya no tiene más secretos ni miedos. Se expresa al mundo de la forma más sincera y natural que puede: su música y estilo de vida. Sin miedo a las cámaras o a los paparazzi, el padre de dos hijos gemelos-Valentino y Mateo- ya no huye de preguntas que intentan ingresar en su vida privada. Martin, ahora por el contrario, las encara con confianza y honestidad. La tolerancia y el respeto de la gente han logrado su fuerza y vitalidad.

Pero no todas las personas aceptan su “nuevo yo”. Desde el anuncio sobre su homosexualidad, el embajador de la ONU ha recibido ataques por parte de la iglesia.El cardenal puertorriqueño Luis Aponte Martínez ha pedido al cantante que promueva los "valores tradicionales y no solo el sexo". Nos preguntamos si un anuncio de homosexualidad puede condenar al hombre.

Martin, creador del proyecto PeopleForChildren, lucha contra el tráfico y la explotación sexual infantil. Innumerables-así como sus diversas invitaciones a este tipo de eventos-son los premios que ha recibido por esta clase de ayuda social. Nombrarlos sería una aburrida aglomeración de trofeos de la cual ni el mismo puertorriqueño se jacta. Dejemos a la persona disfrutar de su vida, de sus hijos y de su labor filantrópica.

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