Por Roberto Rojas
“Yo también odio el tráfico de Lima” es una página de Facebook que supera los 40,000 seguidores; esto sucede porque, pese a los esfuerzos de los últimos tres alcaldes del distrito (Andrade, Castañeda y Villarán) la población se siente insatisfecha con el servicio brindado. El mal servicio y la sobrepoblación de rutas en las calles hacen que transitar por Lima se vuelva, necesariamente, una experiencia estresante.
En julio de 1991, el entonces presidente Alberto Fujimori y su primer ministro, Jaime Yoshiyama, promulgaron el Decreto Legislativo (DL) 651. “Ese fue el inicio del actual caos”, señala Renato Sifuentes. El DL 651 significó que todos los vehículos y todas las personas tuvieran capacidad de ofrecer servicios de transporte público, lo que originó el inicio de la superpoblación de transporte público en la ciudad.
Claudia Bleich, socióloga e investigadora del transporte, señala que fue un cambio ante la crisis, debido a la falta de recursos del Estado y la necesidad de brindar el servicio al público, pues para 1990 lo que llamábamos crisis del transporte no era caótico, como ahora, sino insuficiente. Pero el gobierno desató otro foco del desorden, con la promulgación de la Ley 25789, esta derogó todas las restricciones para importación de bienes usados lo que nos convirtió en una ciudad de automóviles de segunda mano.
Tanto el DC 651 como la Ley 25789 fueron los padres de muchos de los problemas de transporte vivimos hoy. Es por ello que en Lima existe un exceso de cantidad de taxis por limeño: 26 por cada mil habitantes. En Chile, hay 9 por cada mil habitantes; en Madrid y Barcelona, 3. Según Juan Tapia, presidente de Protransporte, los taxis ocupan el 72% de la vía pública en hora punta.
Además de ello, la cantidad de empresas de transportes, nacidas a causa del DL 651, se sobreponen unas a otras de manera escandalosa. Tenemos así que, según el portal INFOS, existen 424 rutas autorizadas por la Municipalidad de Lima, en promedio cada una de estas significa un tramo de 63Km. El 30% de las rutas están sobrepuestas y el 42% de ellas pasan por el centro de Lima. Por estas rutas circulan 24,494 vehículos de los cuales 16,000 son combis.
Como si estas condiciones no fueran suficientes para asegurar el caos absoluto en el transporte público, se debe agregar la forma como estas “empresas cascarones”, como las llama Ricardo Sifuentes, funcionan. La mencionada socióloga, Claudia Bleich, identifica que estas empresas poseen tres niveles de operación: La empresa, los propietarios y los operadores. Este sistema tripartito constituye una gran dificultad para normar sus conductas laborales, ya que nisiquiera tienen vehículos laborales entre sí; lo que genera una serie de vicios y vacíos legales que el portal INFOS comprobó en su investigación
En conclusión, el motivo por el cual el metropolitano viene fracasando desde su inauguración, ya que entre este y lo que ya funciona del tren eléctrico sólo logra cubrir el 5.21% de los viajes en Lima -220 mil usuarios, muy por debajo de los 700mil que prometió Castañeda-, es que no se ha logrado realizar una verdadera reforma del transporte tradicional. Tenemos una cantidad ridícula de rutas inconexas (424 autorizadas por la Municipalidad de Lima) y cada una de ellas funciona sin el debido control. ¿Hasta cuándo tendremos que esperar por un servicio decente? ¿Hasta cuándo?
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