Por Barbaras Salas Vanini
Abencia
Meza, una de las figuras más conocidas de la farándula local,
volvió a las primeras planas de los periódicos tras protagonizar un
‘ampay’ realizado por el programa televisivo ‘Magaly tv’, en
el que ve a la cantante folclórica manejando su auto en aparente
estado de ebriedad, acompañada de una amiga. Debido a su
controversial historia –estuvo en prisión acusada de ser la autora
intelectual de su ex-pareja Alicia Delgado–, la especial atención
de los medios de comunicación no se hizo esperar. Abrumada por las
demandas de explicaciones, juicios de valor hacia su persona y
rumores sobre la posible violación de su libertad condicional,
Abencia cedió a la presión mediática y se disculpó públicamente
por su comportamiento. “Pido disculpas a todo el Perú por
lo que hice. Estoy mortificada y mal. Estoy también arrepentida”,
señaló llorosa en un programa de espectáculos.
Y
es que Abencia Meza deja vislumbrar en cada episodio de su vida
–registrados religiosamente por los medios- características
que despiertan la sorpresa, indignación o simple curiosidad del
peruano promedio: su personalidad vehemente, su aparente agresividad
y, por supuesto, su homosexualidad. La figura de la artista
vernacular rompía los moldes del estereotipo de mujer en la sociedad
peruana. Sin embargo, luego de su paso por prisión, tuvo que
amoldarse nuevamente. La recuperación de su libertad trajo consigo
la gran transformación: el cabello largo, la delgadez de su figura,
la delicadeza en su manera de hablar y el presunto novio dejaban en
claro que ella había dejado la mala vida de lesbiana, borracha,
asesina y demás etiquetas impuestas por los tabloides amarillistas.
Ahora,
la cantante se ve envuelta por enésima vez en la turbulencia
mediática que la obliga a disculparse públicamente por sus actos,
los cuales no guardan ninguna relevancia mínimamente sustentable.
Abencia es víctima y victimaria de la imagen que ella misma ayudó a
construir y que, hasta hoy, procura proyectar. El tratamiento de su
vida por la prensa permite entrever los vicios más comunes de la
sociedad peruana: la homofobia, el machismo, la desigualdad de
género, la opresión de la figura femenina, etc. Para los diarios,
programas televisivos y demás medios faranduleros, Abencia será,
por siempre, una fuente inagotable de información que asegure el
objetivo más codiciado: obtener un alto número de consumidores.
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