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29 sept 2011

Una discriminación no tan positiva


Por Jorge Mego Rojas 

En el mundo actual ha aparecido un nuevo tipo de inclusión: la discriminación positiva. Ésta es una medida social dirigida a mejorar la calidad de vida de grupos desfavorecidos ofreciéndoles la oportunidad efectiva de equiparar su situación de mayor desventaja social.

El Perú-un país en pleno desarrollo económico y cultural-no escapa a esta nueva ‘moda’. La población se jacta que existe una integridad, pluralidad y un orgullo por la patria. Sin embargo, el país se olvida de un elemento que aún nos separa: la desigualdad. Esta característica nos lleva a pensar en la inclusión como un objeto ilusorio. La exclusión es un síntoma real de las desventajas sociales de los peruanos. Raza, sexo, edad, religión, ideología son motivos de desigualdad en nuestro país. ¿Entonces se puede pensar en la discriminación positiva como una herramienta para eliminar la exclusión de ciertos grupos?

La realidad del país nos muestra un campo desigual por todos sus rincones. Las tres regiones del Perú-Costa, Sierra y Selva-nos pueden nutrir de innumerables e interminables ejemplos. Me pregunto si los genios que han propuesto a la discriminación positiva como instrumento de inclusión han revisado nuestra realidad. ¿El Estado podrá cubrir las demandas de todas las minorías en desventaja social, la ayuda llegará a todos los sectores del país y las luchas por la igualdad son las mismas en todos los grupos? Por lo antes dicho, pensar en la discriminación positiva como una herramienta de lucha por el respeto al derecho a la igualdad es no saber el lugar donde nos encontramos parados. 

Estas medidas buscan disminuir la desigualdad de un sector minoritario desde un contexto que no es equitativo para nadie. Ayudar a un determinado grupo qué tan favorable puede ser para el crecimiento del país. Crear oportunidades de inclusión, por un determinado tiempo, para estas minorías es una buena medida. El problema radicará cuando el “contrato de ayuda” se acabé. ¿Qué pasará con estas minorías si están en pleno desarrollo y el Estado decide dejarlos caminar por sí mismos?

Todos conocemos la realidad y la gestión del Estado. Un proyecto de tamaña inversión, planificación y ejecución queda grande para una administración del gobierno-que ha demostrado a lo largo del tiempo su incapacidad. Crear medidas sociales-dar puestos de trabajo, generar centros de educación con alto grado de instrucción, etc.-implicaría asumir un rol paternalista que el Estado no puede representar. El paternalismo no puede existir en un entorno en el cual el padre no tiene los recursos básicos para subsistir.

La situación no es la misma para todos los grupos. Las mujeres de nuestro país son un claro ejemplo. La lucha que se pretende iniciar es por los derechos de igualdad de las mujeres de la ciudad, la rural o de aquella fémina perteneciente a un clan de la selva o sierra. Las desigualdades de cada grupo son diversas al igual que la realidad en la que se desenvuelve cada uno. 

Si la medida fuera efectiva para el día de mañana qué problemática se atendería primero. La discriminación positiva sigue siendo un término excluyente en una sociedad peruana que ya de por sí se encuentra disminuida y fragmentada. El problema de la desigualdad en el Perú es un tema que no se resolverá sólo con el apoyo o la disminución de las desventajas sociales de un sector de la población.

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